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El rol de madre en la vida de Dalisa Alegría: Entre el amor, la disciplina y la herencia familiar

Convertirse en madre transforma la forma de ver la vida, y para Dalisa Alegría , esa transformación ha sido profundamente consciente y guiada por el legado de sus propios padres. En esta nueva etapa, reflexiona sobre cuánto de su crianza proviene de su madre y cuánto de su padre, reconociendo con honestidad cómo ambos modelos han influido en su estilo de maternidad.

“Ahora que soy madre, me doy cuenta de que muchas de las cosas que hago vienen de mi mamá, y también de lo que me enseñó papá”, comparte. De su padre heredó la firmeza, esa tendencia a ser estricta cuando lo considera necesario: “A veces se me va la mano… pero por eso he aprendido a bajarle un poco”. Reconoce que la crianza ha cambiado con el tiempo y que no todo lo que funcionaba antes sigue siendo válido hoy.

Dalisa destaca la importancia del equilibrio entre disciplina y cariño. “Sí, hay que poner límites, pero también hay que dar cariño, sin maltratar, sin levantar la voz innecesariamente. Me he dado cuenta de que puedo lograr más con mi hija hablándole, entendiéndola.”

En una reciente conversación con su hija Alejandra, la invitó a abrir su corazón sin temor: “Dime lo que tú sientes. No te voy a castigar, solo necesito que me digas la verdad.” Y fue precisamente esa apertura la que le confirmó que va por buen camino. “Mami, tú tienes que entender que no todas las madres hablan así con sus hijos”, le dijo su hija. Esa afirmación, lejos de dolerle, le dio paz. “Ahí supe que lo estoy haciendo bien.”

Una de las lecciones más valiosas que Dalisa ha aprendido de sus padres, especialmente de su padre, es que las cosas se ganan con esfuerzo. Aunque su hija lo tiene todo, no se lo da todo. “No le doy todos los gustos. Cuando quiso su primer celular, le dije que tenía que ahorrar la mitad. Ella hizo tareas en la casa, tenía que ganarse ese dinero. No es explotarla, es enseñarle que las cosas tienen valor.”

Incluso los gustos más deseados, como un celular nuevo o unas zapatillas de moda, son una oportunidad para enseñar responsabilidad. “Tú quieres algo caro, perfecto, pero vamos a hablar de buenas notas, de ayudar en casa. Yo te apoyo, pero tú también tienes que aportar.”

Esa mezcla de exigencia con ternura, de libertad con reglas claras, ha sido clave para formar una niña consciente, agradecida y madura. “Mi hija tiene reglas, pero también tiene voz. Puede hablar, puede expresar lo que siente. No quiero repetir el error de nuestros padres, que muchas veces nos callaban.”

Dalisa no solo educa, también inspira. Su propia historia, siendo hija de un hombre que se hizo a sí mismo y de una madre que enseñó con el ejemplo, le da una base sólida para mantener los pies en la tierra. “Mis padres me lo dieron todo, pero también me enseñaron a valorar cada cosa. Yo trato de hacer lo mismo con mi hija. Ella sabe que yo puedo darle lo que quiere, pero no se lo doy cuando ella quiera ni por capricho. Se lo doy cuando entienda que lo merece.”

Esta manera de criar, basada en el equilibrio, en el diálogo, en el esfuerzo y en el amor, no solo refleja el profundo respeto que Dalisa siente por su hija, sino también el legado de una educación firme pero afectuosa. Y como madre, ese es su mayor orgullo.

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