Montevideo, Uruguay – [13 de mayo de 2025] – A sus 89 años, José “Pepe” Mujica, expresidente de Uruguay (2010–2015), sigue siendo una de las figuras más admiradas de la política latinoamericana por su estilo de vida austero, su discurso coherente y su defensa inquebrantable de los valores humanos por encima de los intereses económicos.
Conocido mundialmente por rechazar privilegios presidenciales, donar la mayor parte de su salario como jefe de Estado y vivir en su humilde chacra en las afueras de Montevideo, Mujica ha sido reconocido no solo como un líder político, sino como un referente moral en tiempos de crisis global.
Durante su mandato, Uruguay avanzó en políticas progresistas como la legalización del matrimonio igualitario, la regulación del mercado del cannabis y el fortalecimiento de la educación pública. Sin embargo, su legado va más allá de sus decisiones de gobierno: su estilo directo, su honestidad sin adornos y su crítica constante al consumismo lo han convertido en una voz ética a nivel internacional.
“Gobernar no es mandar, es servir”, ha repetido Mujica en distintos foros globales, desde Naciones Unidas hasta entrevistas con medios de todo el mundo. Su mensaje ha inspirado a jóvenes y líderes de distintas ideologías a pensar la política desde la sencillez y el compromiso social.
Aunque se retiró oficialmente del Senado en 2020, Mujica continúa participando en conferencias, entrevistas y eventos educativos donde comparte sus reflexiones sobre democracia, pobreza, ecología y los peligros del poder sin límites. Su figura trasciende lo político: es símbolo de humanidad, resistencia y esperanza.
En un continente marcado por la desigualdad y la desconfianza en las instituciones, José “Pepe” Mujica sigue siendo un recordatorio vivo de que otra forma de hacer política es posible.
